23 Mar Consumidores activistas una oportunidad para el pequeño comercio
Hoy les quiero hablar de la comunicación, pero desde una perspectiva diferente. Hablaremos del público. Pero no solo del público en general, sino de una corriente de público que cada vez se extiende más en nuestra sociedad.
Hablamos del público activista.
Ahora es cuando ustedes piensan que les voy a hablar de manifestaciones y pancartas…pero no.
Cuando les hablo de público activista, me refiero a todas aquellas personas que, en su papel de consumidores, han decidido anteponer criterios sociales, ambientales o éticos a sus compras.
Este público activista surgió con la expansión de la globalización, pero con el coronavirus, su tendencia se ha hecho más fuerte.
Las tres posiciones más fuertes de este público son:
- La social: Donde los consumidores apuestan por el comercio y la producción de cercanía. Es decir, comprar en las tiendas de barrio o del municipio, para contribuir al mantenimiento de estos negocios que dan la vida a los pueblos y calles de nuestras ciudades. Son consumidores que prefieren pagar un poco más y tocar el producto, probárselo, si es una prenda y adquirirlo con toda la confianza de saber que es, exactamente, lo que buscan. Además, son consumidores que apuestan por los productos locales. Lo que viene a llamarse el kilómetro 0. Tanto en productos de alimentación, como de otros sectores, como confección o, incluso mascarillas, como estamos viendo ahora que ya hay empresas de confección de mascarillas en nuestra provincia.
- La filosofía medio ambiental: Es aquella en el que el consumidor quiere comprar productos que no afecten al medio ambiente. Que no se gasten plásticos, que los productos sean ecológicos o que, simplemente, la empresa que los comercialice se gestione con políticas de empresa sostenibles.
- La ética: Esta tal vez, fue la primera que surgió. Si recuerdan hace ya muchos años se destaparon polémicas sobre empresas que utilizaban el trabajo infantil en el tercer mundo para confeccionar sus prendas. Pues, bien, hay consumidores que estas prácticas y otras, poco éticas, no las toleran y, por tanto, boicotean esos productos y dejan de comprar a aquellas empresas que tienen un comportamiento moralmente inadecuado.
Como ven, estos consumidores activistas tienen una parte negativa y una positiva. Es decir, por un lado, penalizan a las empresas que realizan malas prácticas y, por otro, promocionan y compran en las que aplican buenas prácticas.
Lo que hoy quiero decirles a través de este consejo de comunicación, es que, esta tendencia de consumo, en sí misma, es una ventaja para el comercio de cercanía y para las pequeñas empresas y profesionales locales.
Poner en valor el comercio local, decir que somos respetuosos con el medio ambiente, que nuestra política de gestión es inclusiva, que apostamos por la diversidad y que no se desprecia a nadie, es un gran valor para captar a estos clientes. Es decir, tenemos que ser especiales para ganarnos a nuestros clientes. Además, todas esas cualidades las tenemos que hacer visibles con un buen diseño de nuestra imagen de marca y nuestra comunicación.
Por tanto, es una oportunidad de presente y de futuro para que nuestro comercio de cercanía mejore su situación. Además, hay que recordar que son muchos los ayuntamientos que desarrollan campañas promocionales para salvaguardar el comercio local y eso puede significar un apoyo en la difusión de su oferta.
Eso, sí, antes de despedir este espacio de hoy, quiero recordarles que, aunque sean activistas, este público es igual de exigente que el resto. Debemos darle una excelente atención al cliente, buena respuesta ante un problema y un trato exquisito, acorde a esa mayor cercanía que tiene el comercio local. Porque, de no hacerlo, su enfado también es más fuerte y su boicot conllevaría que nos hicieran la cruz y la raya para siempre.
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